Escuchamos boquiabiertos y fascinados los poemas escritos por nuestro amado Roald Dahl en "¡Qué asco de bichos!". Y por supuetso no nos quedó otra que jugar un poco con versos, rimas y bichos...
Acá, una muestrita...
Había una vez en Humahuaca
dos terriblemente distintas vacas.
La primera, como dice la lección,
nunca se perdía la lección
y la otra desobedecía sin ton ni son.
El día en que todos la hicimos trizas
tirándole a una de las dos tizas
la otra con ánimo ayudaba
y a molestarla nos animaba:
- ¡Vamos, péguenle a ese gran can
que ayer en casa se comió mi flan!
Y los días siguientes
cuando la gente vendía hasta sus dientes
para ver a la vaca estudiosa
nosotros decíamos “¡Pero qué cosa!”
e íbamos con la vaca terrible
a montar el gran dirigible
de donde venía la gente curiosa
a ver a la vaca maravillosa
que todos los días estudiaba
y a grandes autores admiraba.
En la escuela solo ella aprendía
y todo era un festín noche y día.
Por supuesto, la otra gemela vaca
era la admirada por todos los chicos en Humahuaca.
Hasta que un día la lección
tuvo su venganza, y con razón,
hizo a todos sufrir una gran transformación
que nos vio en borricos convertidos,
¡ay, por dios, qué triste destino!
(Vera, once años)
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