Muchos libros nos gustan.
Nos gustan muchos.
Algunos libros nos gustan mucho, mucho, mucho, mucho.
Pero lo que nos pasa con Finn Herman... Ay... Eso es otra cosa.
Todos los grandes y chicos de este espacio AMAMOS a Fin Herman. No soportamos que alguien no lo conozca, entonces a cada chico nuevo que entra se lo leemos expectantes, observando cómo descubre este librazo por primera vez. Nos reímos, ponemos caras, gritamos. Lo leemos y releemos sin cansarnos nunca.
Y también jugamos a Finn Herman.
Y también nos inspira a escribir historias.
Como esta, por ejemplo:
Laura
cuida a su mascota
La mascota de Laura vive en la pileta.
Es un tiburón.
Todos los días le da de comer…
28 gallinas
8 bifes de chorizo
76 salchichas
100 pescados fritos
y dos vecinos.
Siempre fue así.
Hasta que un día comió más de lo que debía.
10 elefantes, 20 rinocerontes…
Y un bife de chorizo de más.
La mascota lloraba de dolor
y Laura lo llevó al doctor.
“Abra la boca, por favor” dijo el doctor preocupado.
¿Fue buena idea?
No.
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